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Espigas

"Espigas"
Óleo sobre lienzo. 61x46 cm.
Año 2012


A veces, nos acostumbramos tanto a ver ciertas imágenes, que éstas terminan por pasar desapercibidas ante nuestros ojos y dejamos de darles la importancia que verdaderamente tienen. Al mirar a mi alrededor, me doy cuenta de que nos pasamos gran parte de nuestras vidas trabajando para atesorar posesiones, que puede que nos aporten seguridad y algo de felicidad temporal, pero que no dejan de ser eso, simples objetos sin alma. Incluso llegamos a creer que la naturaleza misma es algo que podemos poseer, sin pararnos a pensar por un momento que en realidad somos nosotros los que formamos parte de ella, y que dependeremos siempre de su equilibrio para que la vida siga existiendo. ¿Acaso nos detenemos por un momento a dar las gracias por los alimentos que nos ofrece la tierra, o por el trigo con el que hacemos nuestro pan? Mientras estamos enfrascados en lograr únicamente cosas materiales, nos olvidamos, sin apenas darnos cuenta, de experimentar la mayor aventura de nuestras vidas: estar vivos y disfrutar del mundo que nos rodea. Del murmullo del agua, del soplar del viento entre los árboles, del canto de los pájaros y del sonido mismo de la naturaleza, que hoy en día nos habla y podemos escucharla prestando atención. Mañana quién sabe.

Sueños de Paz

"Sueños de Paz"
Acrílico sobre tela. 92x73 cm.
Año 2012


Mientras pintaba este cuadro, pensaba en la época en la que aún éramos unos niños y vivíamos felices en un mundo mágico. Me pregunto en qué momento de nuestras vidas dejamos atrás la niñez y su magia para dar paso a otro tipo de sentimientos más sombríos. Sólo se me ocurre pensar que en algún momento, además de aprender a leer y a sumar, también nos enseñaron a tener miedo. Miedo a muchas cosas: a no tener suficiente, a no ser amados y aceptados, miedo a los cambios, y muchos otros temores que oscurecieron nuestra alma. Se olvidaron de recordarnos que somos seres maravillosos, llenos de vida, que es nuestra mayor riqueza. Si nos mostraran que el simple hecho de estar vivos nos convierte en seres profundamente afortunados, las únicas guerras que viviríamos serían nuestras propias batallas interiores, que nos transforman en grandes guerreros de la vida. Y venceríamos todo aquello que se opone a nuestra verdadera naturaleza, que es ser felices. La verdadera paz proviene del interior, es un estado pleno del alma que hemos ido perdiendo mientras nos hacíamos adultos. Rescatar esa esencia es nuestra mayor victoria.



Naturaleza muerta

Bodegón
Acrílico sobre papel. 50x65 cm.
Año 2012

Bodegón
Óleo sobre lienzo. 73x54 cm.
Año 2007

El bodegón, conocido también como naturaleza muerta, ya adornaba las tumbas en el antiguo Egipto, donde se creía que los utensilios y alimentos recreados se harían reales para el servicio de los muertos en la otra vida. En diferentes épocas de la historia fueron considerados como arte menor, incluso vulgar, pese a que diferentes culturas los utilizarosn como simbolismo religioso. Hoy día es para nosotros como un símbolo de todo lo que nos rodea, y además de lo que nos alimenta.
Es una forma de plasmar la naturaleza que no nos preocupamos por cuidar, convirtiéndose en obra gráfica de lo que algún día nuestra tierra nos daba como alimento. Y sólo podremos comer las uvas a través de la pintura.