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Donde yacen los miedos

"Donde yacen los miedos"
Acrílico, vino tinto y óleo sobre lienzo. 92 x 73 cm.
Año 2013


Desde que llegamos a este mundo comenzamos nuestra andadura de la mano de un compañero inseparable: el miedo. En ocasiones real y otras veces imaginario, el miedo no deja de ser una emoción extraña que despierta odio y admiración al mismo tiempo. Mientras que algunas personas tratan de evitar este sentimiento a toda costa; otras, sin embargo, encuentran en las sensaciones físicas que provoca una forma de euforia. Es un hecho innegable que el miedo supone una herramienta necesaria para garantizar nuestra supervivencia; mas el problema se presenta cuando, en lugar de ser un aliado que nos ayuda a avanzar, el temor se convierte en un terrible enemigo que nos corta las alas y nos mantiene paralizados siempre a ras del suelo.

Las emociones son los pigmentos que aportan magia y color a nuestras experiencias. Y aunque es preferible teñir la vida con tonalidades que le añadan viveza, no debiéramos olvidar el papel que cumplen el negro o los grises al realzar, por contraste, el brillo de cualquier gama que se sitúe próxima a ellos. Caminar por la vida eludiendo nuestros temores (es decir, evitando el negro o los grises), únicamente conseguirá restarle esplendor a nuestras vivencias y relegar nuestros fantasmas al banco de imágenes que pueblan nuestro subconsciente. Allí permanecerán luchando por emerger a la superficie, a la espera de que algún acontecimiento agite nuestras aguas internas y ponga fin a su destierro para que podamos sentir su presencia en nuestras vidas.

Cuando esto ocurre, la línea que separa el mundo onírico del de nuestras experiencias se torna tan delgada que somos incapaces de distinguir lo real de lo imaginario. Entonces nuestra vida se viste de una atmósfera inquietante…de una luz espectral, en la que las circunstancias más inofensivas adquieren un cariz amenazante al proyectarse como sombras que nos sobrecogen el alma. El miedo comienza a ganar terreno sobre nosotros; obligándonos a mantener una huida constante; arrinconándonos; inmovilizándonos. Sólo enfrentando ese aullido que proviene de las profundidades de nuestra mente lograremos ponernos de nuevo en marcha y ganarle la batalla al miedo. ¿De qué estoy huyendo? ¿Miedo a qué?






Jose Evans Silva.Copyright 2014.
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