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"Rendirse" Acrílico y óleo sobre tela. 73x92 cm. Año 2012 |
Por regla general, cuando emprendemos un viaje, lo hacemos ilusionados ante las
maravillas que esperamos encontrar al llegar a nuestro destino, y no nos damos
cuenta de que lo verdaderamente hermoso del paseo se encuentra en el camino, y no
en la meta final. La vida es una de esas aventuras que nos muestran con
claridad este hecho, porque cuando nos acerquemos al final del trayecto, lo
único que importará entonces es lo que veamos cuando dirijamos nuestra mirada
hacia atrás. ¿Habremos asimilado, al final de nuestros días, las lecciones que
nos propusimos aprender antes de dar comienzo nuestra travesía? ¿Habremos sido
capaces de desplegar todos nuestros talentos para cumplir la misión que vinimos
a realizar? Éstas serán las preguntas que nos asaltarán en ese momento. Parece que siempre depositamos más fe en aquello que se
encuentra fuera de nosotros, como si nos costase entender que únicamente
podemos vivir una vida con sentido si hacemos caso a nuestro corazón, y no al
juicio y a las opiniones de los demás. Oponernos a los deseos de nuestra propia
alma para encajar en las mentes de quienes nos rodean, significa sacrificar el
brillo del que somos portadores, y que lucha por salir para iluminar la
oscuridad que reina en el mundo, y también para llenar el vacío en los corazones
de aquellos que no han encontrado aún sus alas. Abandona la batalla y ríndete ante
la grandeza de tu esencia. Puede que no sea fácil en un comienzo renunciar al
falso esplendor que nos promete el discurso del ego, pero tendrás aseguradas
las respuestas a esas dos preguntas que te formularás cuando llegue el
inevitable momento en el que todos desearemos que la voz desnuda de nuestra alma
se haya convertido en nuestra propia voz.
perfecto
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