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"Las manos de mi madre" Acrílico sobre tela. 92x73 cm. Año 2013 |
Es inevitable, por mucho que se nos anime a seguir adelante, volver a veces la mirada hacia atrás sobre el camino que hemos recorrido a lo largo de nuestra vida. Y aunque el único instante que importa es siempre el presente, no debemos olvidar que somos el producto de nuestras experiencias pasadas; y que éstas, aun sabiendo que podemos reinventarnos a cada momento, seguirán influyendo de alguna forma en las decisiones que tomemos hoy. Al desandar mentalmente mis pasos, caminando de regreso hacia mi punto de partida guiado por el frágil hilo que entrelaza mis recuerdos; en cada instantánea atesorada en mi memoria, encuentro tus manos. En ocasiones, incluso puedo sentir como vuelven a posarse, cálidas y suaves, sobre mi cabeza o mis mejillas, alborotando mis cabellos y enmarcando mi rostro con orgullo. Otras veces, sin embargo, desaparecen; como si se hubiesen hundido para siempre en el oscuro pozo del olvido, y me asalta el temor de no poder atraparlas de nuevo en mis pensamientos. En esos momentos de extravío, trato de aferrarme a la certeza de que no hubo un sólo instante en el que tus manos dejasen de estar junto a mí, moldeando mi carácter y dando forma a la persona que soy hoy.
Tus manos cosiendo, cocinando, lavando y planchando. Siempre bailando alrededor de la casa. Cerrando la puerta al salir a trabajar, y regresando cansadas pero siempre llenas de caricias. Manos que dibujaban historias en el aire, contando cuentos sin palabras. Manos que entonaban canciones al terminar el día y que decían «te quiero hijo» mientras me arropaban debajo de las sábanas. Las manos que me elevaron del suelo cuando me caí y que aliviaron los golpes que recibí, tanto en el cuerpo, como en el alma. Manos que ocultaron su propio dolor para espantar con dulzura y determinación mis temores y tristezas. Las manos que sostuvieron mis pasos cuando era un niño y que, aún hoy, siendo un adulto, puedo sentirlas bajo mis pies al caminar. Las manos que, a pesar del tiempo que transcurra, jamás podré olvidar: las manos de mi madre.
Precioso.... Y lo que más me gusta es el comentario de tu obra. Así se entiende mucho mejor la obra. Felicidades.
ResponderEliminarMari.
Bellisimo la pintura y el comentario que hermosura.FELICITACIONES
ResponderEliminarUna madre sera siempre un gran ejemplo para todos sus hijos,y aunque estos crescan,jamas dejaran de esstar pendiente de ellos...Monica muñoz Rodriguez,una mujer agradesidisima de su bella mamá.
ResponderEliminarMe encanta tu obra y el maravilloso poema, escrito y pintado con el corazón
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