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"Volver a empezar" Acrílico y óleo sobre tela. 73x92 cm. Año 2012 |
Cuando acometemos por primera vez una nueva actividad, sea
del tipo que sea, es inevitable enfrentarse a situaciones con las que no
contábamos en un inicio. Hay que ser muy valientes y decididos para lidiar con las
embestidas de la frustración y el desengaño al darnos cuenta de que no somos
tan buenos como pensábamos al comienzo. Hay incluso quienes nunca llegan a emprender
nada nuevo en sus vidas pensando en esos golpes, y permanecen siempre escondidos
tras la barrera de sus propios miedos, observando un desfile interminable de
oportunidades caminar frente a sus impávidas miradas.
Cuando se aprende a montar a caballo, hay que estar preparados
para levantarse y volver a subirse a la grupa del animal en el mismo instante
en el que uno toca el suelo. Si no se hace de esta manera, el temor se termina
apoderando del aprendiz, y éste jamás llegará a convertirse en un jinete
experimentado. En la vida ocurre algo similar. Si queremos cumplir el propósito
con el que nuestra alma vino a este mundo, no lo lograremos conformándonos con caminar
a ras del suelo, donde el miedo nos arrastra hacia un abismo que consume todos
nuestros sueños, y desde donde no podemos divisar el plan completo de nuestra vida.
En cambio, hay que estar dispuestos a elevarse sobre
cualquier duda que cuestione nuestra valía y escapar de las inquietantes sombras
de la incertidumbre. Para eso es necesario que el corazón le regale sus alas a
la mente, para que ésta pueda proyectar nuestras aspiraciones hacia el infinito,
hallándoles un lugar al lado de sus hermanas las estrellas.
Pero cuidado, a volar también hay que aprender, y hasta que
tus ideales no se transformen en vigorosas alas que te sostengan en las
alturas, tendrás que besar el suelo muchas veces. Es en esos momentos, si no
deseas quedar atrapado en las retorcidas garras del desencanto, cuando tendrás
que insuflar de ilusiones renovadas el aire bajo tus alas y emprender un nuevo
vuelo con la esperanza de que el siguiente aterrizaje no se convierta en un
duro golpe, sino que esta vez tus pies se posen suavemente sobre tus anhelos cumplidos.
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